El momento de inestabilidad del Barcelona se cerró el jueves 2 de marzo con un ejercicio defensivo sobresaliente en el estadio Santiago Bernabéu. Los azulgranas vencieron (1-0) al Real Madrid, que tuvo un dominio improductivo y sin remates al arco de Ter Stegen.
Se trata del segundo clásico consecutivo que ganan los dirigidos por Xavi Hernández, que gracias a un error grave de Camavinga y la mala fortuna de Militao al marcar en su propia puerta vencieron por la mínima, en la semifinal de ida de la Copa del Rey. Alejado de la visión contemplativa del derbi, al Real Madrid le sobró voluntad pero le faltó acierto en los últimos metros.
Un contraste con un Barcelona que, condicionado por las circunstancias, las bajas claves de pilares como Pedri, Dembelé y Lewandowski, no tuvo reparos en renunciar 90 minutos a su identidad. Supliendo con batalla el bajón de calidad que representa alinear a los sustitutos, supo adaptarse a un tipo de partido en el que le tocaba sufrir.
Los momentos iniciales de superioridad del Real Madrid fructificaron en un gol anulado por fuera de juego a Benzema.
El Barcelona tenía en mente un duelo a 180 minutos. En su primera llegada al área y a la portería rival, aprovechó un regalo de Camavinga y asestó el golpe.
Kessié fue el receptor del regalo, se midió a Courtois en el uno contra uno y se alió con la fortuna de ver cómo su disparo fue rechazado por el portero, rebotó en Militao y rozó en Nacho para meterse en la portería blanca. Inicialmente anulado por fuera de juego, desató la incredulidad tras la corrección del VAR. El Real Madrid no pudo remar contra la corriente. EFE
Source: onefootball.com