Un equipo de astrónomos y astrónomas ha observado una explosión estelar de una clase que hasta ahora era desconocida y a la que se le ha dado el nombre de micronova. A juzgar por lo observado, las micronovas son estallidos tienen lugar en la superficie de ciertas estrellas, y cada uno puede consumir en pocas horas una cantidad de material estelar equivalente en masa a unos 3.500 millones de Grandes Pirámides de Giza.
El hallazgo se ha realizado con la ayuda del VLT (Very Large Telescope) en el Observatorio Europeo Austral (ESO).
“Hemos descubierto e identificado por primera vez lo que llamamos una micronova”, explica Simone Scaringi, astrónomo de la Universidad de Durham (Reino Unido) que ha dirigido el estudio sobre estas explosiones. “El fenómeno desafía nuestra comprensión de cómo ocurren las explosiones termonucleares en las estrellas. Creíamos que lo sabíamos, pero este descubrimiento propone una forma totalmente nueva”, añade.
Las micronovas son eventos extremadamente potentes, pero resultan pequeños a escalas astronómicas; son mucho menos energéticas que las explosiones estelares conocidas como novas, un tipo de explosión que los astrónomos conocen desde hace siglos. Ambos tipos ocurren en enanas blancas, estrellas muertas con una masa cercana a la de nuestro Sol, pero tan pequeñas como la Tierra.
Una enana blanca en un sistema de dos estrellas puede robar material, principalmente hidrógeno, de su estrella compañera si están lo suficientemente cerca la una de la otra. A medida que este gas cae sobre la superficie muy caliente de la estrella enana blanca, activa los átomos de hidrógeno para fusionarse en helio de manera explosiva. En las novas, estas explosiones termonucleares ocurren en toda la superficie estelar. “Tales detonaciones hacen que toda la superficie de la enana blanca arda y brille intensamente durante varias semanas”, explica Nathalie Degenaar, astrónoma de la Universidad de Ámsterdam (Países Bajos) y coautora del estudio.
Las micronovas son explosiones similares, más pequeñas en escala y más rápidas, que duran solo varias horas. Ocurren en algunas enanas blancas con fuertes campos magnéticos, que canalizan el material hacia los polos magnéticos de la estrella. “Por primera vez, ahora hemos visto que la fusión de hidrógeno también puede ocurrir de manera localizada. El combustible de hidrógeno puede estar contenido en la base de los polos magnéticos de algunas enanas blancas, por lo que la fusión solo ocurre en estos polos magnéticos”, dice Paul Groot, astrónomo de la Universidad de Radboud (Países Bajos) y coautor del estudio.
“Esto hace que estallen bombas de fusión, que tienen aproximadamente una millonésima parte de la fuerza de una explosión de nova, de ahí el nombre de micronova”, continúa Groot. Aunque ‘micro’ puede sugerir que estos eventos son pequeños, no se equivoquen: solo uno de estos estallidos puede quemar nuclearmente una masa de alrededor de 3.500 millones de veces la que tiene la Gran Pirámide de Giza.
Esta representación artística muestra un sistema de dos estrellas, con una enana blanca (en primer plano) y una estrella compañera (en el fondo), donde pueden tener lugar micronovas. La enana blanca roba material a su compañera, y este se canaliza hacia sus polos. A medida que el material cae sobre la superficie caliente de la enana blanca, desencadena una explosión de micronova, contenida en uno de los polos de la estrella. (Imagen: Mark Garlick. Markgarlick.com)
Estas nuevas micronovas desafían la comprensión de los astrónomos de las explosiones estelares y pueden ser más abundantes de lo que se pensaba. “Simplemente demuestra cuán dinámico es el Universo. Estos eventos en realidad pueden ser bastante comunes, pero debido a que son tan rápidos, son difíciles de detectar en acción”, explica Scaringi.
El equipo encontró por primera vez estas misteriosas microexplosiones al analizar los datos del satélite TESS (Transiting Exoplanet Survey Satellite, satélite para sondeo de exoplanetas en tránsito) de la NASA. “Al observar los datos astronómicos recopilados por el satélite TESS de la NASA, descubrimos algo inusual: un destello brillante de luz óptica que dura unas pocas horas.”Buscando más, encontramos varias señales similares”, confirma Degenaar.
El equipo observó tres micronovas con TESS: dos eran de enanas blancas conocidas, pero la tercera requirió más observaciones con el instrumento X-shooter, instalado en el VLT del ESO, para confirmar su condición de enana blanca.
“Con la ayuda del Very Large Telescope del ESO, descubrimos que todos estos destellos ópticos fueron producidos por enanas blancas”, dice Degenaar. “Esta observación fue crucial para interpretar nuestro resultado y para el descubrimiento de las micronovas”, agrega Scaringi.
El descubrimiento de las micronovas se suma al repertorio de explosiones estelares conocidas. El equipo ahora quiere captar más eventos esquivos de este tipo, lo que requiere de sondeos a gran escala y mediciones de seguimiento rápidas. “La rápida respuesta de telescopios como el VLT o el Telescopio de Nueva Tecnología del ESO y el conjunto de instrumentos disponibles nos permitirán desentrañar con más detalle qué son estas misteriosas micronovas”, concluye Scaringi.
Este estudio pionero sobre las micronovas se titula “Localized thermonuclear bursts from accreting magnetic white dwarfs”. Y se ha publicado en la revista académica Nature. Por su parte, la revista académica Monthly Notices of the Royal Astronomical Society ha aceptado para su publicación un estudio de seguimiento sobre este hallazgo. Este otro estudio se titula “Triggering micronovae through magnetically confined accretion flows in accreting white dwarfs”. (Fuente: ESO. CC BY 4.0)
Fuente: mundooculto.es