Han situado el centro de gravedad con una precisión de 100 metros gracias a púlsares, estrellas de neutrones que emiten destellos con una periodicidad muy precisa
Si le pedimos que piense en el sistema solar probablemente se imaginará un dibujo de ocho planetas apiñados muy cerca de un Sol plácidamente colocado en el centro, sobre un inmóvil fondo oscuro. Pero la realidad es otra. Como ya escribimos antes, el sistema solar es tan inmenso y los planetas tan minúsculos, en comparación, que resultaría imposible poder verlos en un esquema fiel a la realidad. Por otra parte, el Sol no está quieto: gira alrededor de la galaxia a una velocidad de 828.000 kilómetros por hora, con lo que tarda unos 225 millones de años en completar una vuelta completa. Si se pudiera ver el sistema solar desde un lateral, parecería que todo el conjuto se mueve en una maravillosa hélice.Pero es que ni siquiera el Sol está exactamente en el centro. Todo el sistema solar gira alrededor de lo que se conoce como centro de gravedad o baricentro, un punto en el que la influencia de la masa de todos los objetos se equilibra. Como el Sol no es el único objeto que constituye el sistema solar, aunque él solo aglutina el 99,8% por ciento de su masa, el centro del conjunto no coincide con el centro de la estrella. De hecho, lo mismo pasa en la Tierra: la Luna no gira alrededor de nuestro planeta; en realidad, ambos giran en torno a un centro de gravedad común, que está a unos 4.600 kilómetros del centro de la Tierra.
Un planeta (en azul) y una estrella (en blanco) giran alrededor del centro de gravedad o baricentro, vistos desde arriba. Los astrónomos pueden medir el cabeceo de estrellas para detectar planetas y hasta medir su masa y su órbita – https://spaceplace.nasa.govEsta semana, un grupo de investigadores ha dado con la localización precisa del centro de gravedad o baricentro del sistema solar. Lo han logrado gracias a la referencia de una decena de púlsares, estrellas de neutrones que giran a gran velocidad y envían pulsos de radiación a la Tierra con tanta precisión que sirven como auténticos relojes galácticos. Los autores confían en que sus avances, que se han publicado en la revista «Astrophysical Journal», tengan aplicación para detectar las ondas gravitacionales que atraviesan el sistema solar y que proceden de agujeros negros supermasivos en el centro de galaxias lejanas.
Telaraña espacial
«Con este estudio de los púlsares estamos intentando parecernos a una araña quieta en su tela», ha explicado en un comunicado Stephen Taylor, investigador en la Universidad Vanderbilt (Estados Unidos) y coautor del trabajo. «Comprender bien el baricentro del sistema solar nos permitirá detectar incluso el más pequeño estremecimiento en la red», ha añadido. En este caso, el estremecimiento de la «tela de araña» no se producirá por la captura de un insecto volador, sino por el sutil eco de ondas gravitacionales de algún agujero negro supermasivo.
El centro de gravedad del sistema solar se ha calculado antes por medio de transmisores y estimaciones de las posiciones y trayectorias de los planetas. Sin embargo, captar las ondas gravitacionales de los agujeros negros exige una precisión mayor.
«El problema es que los errores en las masas y las órbitas se traducirían en distorsiones en los datos de los púlsares que podrían parecer ondas gravitacionales», ha explicado Joe Simon, coautor del estudio e investigador en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) en Pasadena, California.
Esto implica que los esfuerzos de Taylor y su equipo, de buscar cambios en los ritmos marcados por los púlsares en los datos del experimento NANOGrav podrían caer en saco roto. Pero podría haber suerte.
Dar con el centro
«Nuestra precisa observación de los púlsares, dispersos por la galaxia, nos ha localizado en el cosmos mejor que lo que habíamos podido lograr hasta ahora», ha dicho Stephen Taylor.
De hecho, los autores han situado la posición del centro del sistema solar con una precisión de 100 metros. Para hacerse una idea de lo que esto significa, si el Sol tuviera el tamaño de un balón de fútbol los autores habrían localizado el centro con un margen comparable al grosor de un cabello.
¿Dónde está ese centro? La influencia de Júpiter y Saturno, que aglutinan el 90% de la masa de todos los planetas, lo desplaza desde el centro del Sol hacia su superficie.
Taylor cree que, si finalmente logran observar las ondas gravitacionales de agujeros negros supermasivos, podrían «ganar una visión más holística de todos los tipos de agujeros negros en el universo». Esto a su vez es interesate para estudiar la evolución de las galaxias y poner a prueba la Relatividad y otras teorías.
Fuente: mundooculto.es