En 1972, los científicos encontraron una familia esquimal cerca del asentamiento norteño de Kilakitsoq. El hallazgo parece sorprendente porque los cuerpos están sorprendentemente bien conservados, gracias al frío. En total, fueron nueve las personas que murieron, pero uno de los cadáveres llamó la atención de los científicos.
La momia de un niño de un año todavía aterroriza a los visitantes del Museo Nacional de Groenlandia. Se parece más a un muñeco que a un niño. Los científicos han establecido que el niño sufría de síndrome de Down.
Esta momia también tiene historias espeluznantes. Los encargados del museo dijeron que escucharon la risa y el llanto de los niños, y al principio no entendieron dónde. Luego de eso, uno de los cuidadores murió justo en el lugar donde se encuentra el bebé.
Encontradas por cazadores en un campamento inuit abandonado en 1972, las momias todavía tienen la piel, las uñas y el cabello intactos después de cientos de años.
Se cree que el proceso de momificación fue accidental y resultó del clima helado de la región.
El asentamiento de Qilakitsoq, en la costa oeste de Groenlandia, se encuentra a 450 kilómetros al norte del Ártico.
Los arqueólogos creen que el grupo murió allí en algún momento alrededor de 1475AD.
Quizás lo más impactante fue que el bebé parecía haber sido enterrado vivo.
La tradición inuit de la época dictaba que si una madre fallecía, sus hijos debían ser enterrados con ella.
La práctica se realizaba aunque los niños estuvieran vivos para asegurar que pasaran al más allá en familia.
A pesar de décadas de estudio, los investigadores no han podido determinar cómo o por qué murió la familia.
Cuatro de las momias de Qilakitsoq están en exhibición permanente en el Museo Nacional de Groenlandia en Nuuk.
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Fuente: 1stauditor.com